22 SALTO DE EJE.

LA DILIGENCIA (JOHN FORD, 1939).

El tema del "salto de eje" es uno de los que más controversias despiertan entre los profesionales. Mientras muchos defienden "a capa y espada" la necesidad de evitarlo siempre, con objeto de no confundir al espectador, otros, entre ellos algunos grandes maestros, se lo saltan sin ningún reparo. Buñuel confiesa en sus memorias (Mi último suspiro) que tardó varias películas en enterarse de lo que era "saltarse el eje" y Orson Welles o John Ford nos han dejado saltos de eje "magistrales" como este de "La diligencia".

Ford introduce a una serie de variopintos personajes en una diligencia para un largo y duro viaje: un médico, un viajante, una prostituta a la que han echado del pueblo, un jugador, la mujer embarazada de un militar, además del sheriff y del conductor que viajan en el pescante y de un banquero y un fuera de la ley en busca de venganza que subirán después. Cuando el banquero del pueblo sube a la diligencia, se inicia una conversación entre los personajes sentados en ambos bancos del vehículo.

Los asientos van enfrentados y los personajes se miran de frente. Pero se nos muestran saltando el eje y recibimos la impresión de que el banquero y las mujeres por un lado, y el doctor, el viajante y el jugador por otra parte, miran en el mismo sentido, el de la marcha de la diligencia (de izquierda a derecha en pantalla), resultando falseados el espacio y el sentido de la conversación.